miércoles, 31 de diciembre de 2008

SOLO DIEZ DOLARES PARA VOLAR

Con los ojos más rojos que un tomate Diego fumaba un porro de marihuana en plena Av. República de la ciudad de Quito, donde se encuentra –el blues-, una de las discotecas donde cada noche lleva a las personas a los sueños más profundos. Con un pantalón que demostraba el sin numero de lugares por donde había caminado por casi cuatro días y su camiseta que era mas fina que la tela de una cebolla estuvo sentado casi a las tres de la mañana en la vereda mientras sus zapatos dejaban ver por un orificio en la suela, las medias color café.

Un amigo le había vendido la marihuana en diez dólares el día anterior, en una funda en forma de pelotas compactas lo que le alcanzo para casi cinco porros.

Cuando termino de fumar, Diego ingreso a la discoteca saludando con los guardias de la entrada “que fue brother, vengo solo”. Una energía un poco diferente se puede sentir dentro del blues, la música electrónica y el olor a cigarrillo es muy peculiar. Las paredes pintadas de negro lo hacen mas tétrico aun, cuadros en la pared con diseños tridimensionales y algunos artistas de los 70´s, es difícil imaginar que alguien pueda usar gafas en ese ambiente tan funesto, pero las miradas perdidas sin un punto fijo de aquellas personas que ocupan las gafas serian mucho mas temerosas.

Diego es un joven tímido y poco extrovertido, tiene muchos problemas en su vida y la perdida de su hijo antes de nacer le han inducido mas en el mundo de las drogas, por eso el todos los días busca refugio en la marihuana y la cocaína.

Este joven tiene un gran problema de adicción, niega que el consumo de drogas sea un problema para el, no acepta la gravedad de los efectos negativos y cuando alguien le indica que su consumo esta fuera de control el se enfada y se pone a la defensiva.

Casi llegada las cinco de la mañana el ambiente es mas tenso aun, es muy difícil encontrar personas que coordinen sus movimientos mientras bailan, y la mayoría de personas están sentadas con la mirada perdida en alguna silla vieja y desgastada del blues.

Diego necesitaba –un pase-, que es un gramo de cocaína. Cuando una persona es un consumidor activo es muy fácil saber quien vende la droga en el blues, por lo que este joven aparentemente le saludo a un hombre que tenia la apariencia de empresario vestido formalmente, le dio la mano y sonrió. En la mano Diego tenía diez dólares y el hombre tenia una fundita con cocaína, se despidieron y Diego inmediatamente fue al baño.

En el baño de hombres del blues es mas utilizada la cédula de identidad que el papel higiénico. La funda que contiene un gramo de cocaína en ciertas ocasiones esta en forma de grumos, para lo que la cédula de identidad o la tarjeta de crédito se utiliza para desaparecer los grumos y hacer –líneas-, que luego son inhaladas por la nariz. En la noche se pueden llegar a consumir hasta cinco gramos de cocaína, y dependiendo el tipo de organismo se pueden producir efectos físicos como: midriasis (mirada cristalina), sequedad de la boca, sudoración, irritabilidad y agresividad. A diferencia de la marihuana que produce: taquicardia, enrojecimiento de los ojos, euforia o placidez, sensación de flotación, risa, enlentecimiento de los reflejos, pánico e ilusiones.

La heroína, las anfetaminas, alucinógenos e inhalantes tienen un consumo bajo en la sociedad. En el caso del blues únicamente se vende y se consumen: marihuana, cocaína y éxtasis.

Diego consumió cocaína durante toda la madrugada hasta cuando por algún motivo empezó a hablar solo y a pedir que no le hagan nada a su hijo. Esto se llama el delirio de persecución cuando realmente ya existe un problema de dependencia. En ese momento subió las gradas de la discoteca dirigiéndose a la puerta de salida y mientras con sus greñas movía la cabeza agitadamente y desaparecía por un largo pasillo que dirige a la salida, por la misma puerta ingresaba una pareja de jóvenes que a pesar de que eran casi las seis de la mañana ellos reían y gritaban como si la noche de farra recién empezara.

Cuando ellos ingresaron solo buscaban al –brujo- o –diller-, necesitaban éxtasis. Pasaron casi media hora intentando encontrar al brujo que les vendiera pero fue en vano. En ese mundo hasta cinco dólares pueden ser rebajados cuando eres –pana—. La marihuana, la cocaína y el éxtasis cuestan 15 dólares normalmente, pero cuando es un amigo al que se le esta vendiendo el valor es de 10 dólares.

¿Que habrá sucedido con Diego esa noche?. Como el existen siete de cada diez jóvenes que consumen drogas actualmente en Ecuador, iniciándose a partir de los 14 años en el consumo de la marihuana y desde los 13 en el consumo de drogas legales como el tabaco. Paulatinamente será el consumo de las demás drogas ilícitas.